“recrea el agua, de forma continua, el organismo de nuestro planeta”
Trabajar inmersos en la voluntad del agua, explorar hasta el límite el escenario natural. Percibir circulante y hondo el flujo del río que escurre suelos blandos, olorosos, transitados por antiguas familias de aves, insectos y reptiles. Adaptar la piel a un entorno que exuda humedad, chicharras y muros verdes. Impenetrable, en perpetua transmutación.
El territorio impone sus demandas y los artistas transitan el desafío que la naturaleza, siempre infinita, exige. Radiante e inexpugnable. Punto de partida del continuo andar y desandar, ligar y disolver, destruir y construir.
Las obras creadas en el contexto del proyecto Humedales ensayan diversos caminos en su exploración del Islote Curupí. Hay quienes trabajan en la naturaleza, a la búsqueda de ese instante que en cada repetición es absolutamente único, y quien prefiere intervenir sobre ella creando un acontecimiento que se instala sobre su superficie como una señal que produce una herida o una advertencia. Hay quien ensaya desde una escala lejana, quien lo hace desde lo mas cercano e íntimo, utilizando el propio cuerpo en movimiento o el autorretrato, buscando rastros de la tierra en su propio cuerpo y rastros del cuerpo en el escenario natural.
La tarea exige una acción detenida, analítica y generosa, la de percibir la génesis de los seres vivos. Desde aquel mágico instante en el que los poros, los ojos y las manos de estos artistas se abrieron para trabajar los humedales, naturaleza y hombres restablecieron un diálogo ancestral, entregaron su obra, y ya no podrán ver, ni pensar, ni vivir como antes.
Teresa Pereda, Febrero 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario